Poesía
o miserias
Tal
vez hay una necesidad imperiosa por eludir los problemas cotidianos de una
forma trivial, distrayendo la mente con nimiedades. Cada uno elige cómo vivir y
lo respeto.
Para
mí siempre es tiempo de que la poesía sea un delicioso carruaje para que el
despertar constante del yo íntimo y el proceso de vivir, formen un cosmos único
donde entrar y acomodarse y acabar sucumbiendo en sus delirios.
Ya
nos dijo Schopenhauer:
“La envidia en los hombres muestra cuán
desdichados se sienten, y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer
los demás, muestra cuánto se aburren”.
La
Poesía es el arte de plasmar instantes a través del sentimiento con la palabra.
Y un poeta es un ser que se colma de belleza, se nutre y crece con ella.
Aprender
a escuchar con la voz del poeta, ser capaz de emocionarse en cada palabra, en
cada imagen escrita, capaz de arrojar luz o tiniebla, de reflejar calor o frío,
de hacer piruetas entre verbos asonantes, debería rozarnos la piel de la razón
y llenarnos de sensaciones por encima
de banales y maldicientes noticias sobre
la vida íntima de muchas personas.
Rocío Biedma