Mujer,
preciosa palabra
Hoy es el día perfecto para que mi voz
escrita sea un quejido alentador a cuantas mujeres viven todavía bajo el manto
de silencios, culturas y actitudes equivocadas.
Y a tantas mujeres que hicieron y
hacen germinar esa semilla sin límites de ejemplo. Mujeres que nos permiten
avanzar con su grandeza, como mi hija, como
mis amigas con discapacidad, como todas aquellas de las que aprendo fuerza,
dignidad e independencia.
El espíritu de la mujer se eleva
hacia el sol cada mañana igual que un árbol, dilatando sus brazos para abrigar
bajo ellos su universo y ciñe con ímpetu sus raíces a la tierra, para
asegurarse contra vientos y derrotas y alimenta juiciosamente la sabia que da
vida a sus ramas, para que dancen o den sombra si el sol acecha.
Lo dijo Clara Campoamor: “Que el
silencio no absuelva las injusticias y que de ellas deduzcamos enseñanzas las
mujeres, todo ello por un futuro mejor, más libre e igualitario”.
El mundo será nuevo cada día mientras
cada paso recién nacido, crezca y conviva en el respeto sin cicatrices y la
credulidad sin divisiones de cada persona, de cada mujer.
Rocío Biedma